EL ARTE Y LA BIENAL DE VENECIA.




LARA ALMARCEGUI Y PALOMA POLO... 

en LA BIENAL DE VENECIA.

El arte entreverado con las críticas de una bienal que prosigue su marcha. Muchos sospechan que esta filosofía, este formato, este modo de exhibición, es más lastre que acierto. Pero la Bienal de Venecia, ese hito mostrativo que combina el periclito pabellón nacional con la muestra oficial, sigue dando que hablar, es decir, da y hace realidad. Quién no quiere estar en la ola de la ciudad hundida. Quién no quiere ser polémica, debate, centro. Reconocimiento en fin. Bienal exhibidora de arte, de artistas, de curators, de críticos. Ciudad que se exhibe en el contraste de lo actual y lo pasado decadente. Preciso continente áureo en el que engarzar la joya del arte, teniendo en cuenta que el arte hoy es un problema y que la bienal también lo es.

En el PABELLÓN DE ESPAÑA, la artista Lara  Almarcegui. Obra: Materiales de construcción del Pabellón de España. Montañas de escombros que equivalen al material empleado en la construcción del Pabellón español que los contiene, edificio de 1922, obra de Javier Luque. En el fondo una cuestión matemática, de proporciones. Escombros dentro del mismo y en disposición aleatoria (en las disposiciones aleatorias de montoneras, casi siempre se acaba con la formación de montañas, mezcla de concentración y ley de la gravedad).

Una gran montaña en el espacio central y pequeñas montañas en los espacios laterales, como redes nucleares que se extendiesen sobre el plano, en el mapa, configurando la geografía, en el espacio en fin.
Pero la lógica no es matemática en puridad. Estos materiales proceden de una planta de vaciado de Venecia, lo que nos pone ante la excusa artística de “la urbe” y “el descampado”, asuntos en los que ya se había prodigado la autora aragonesa.
Instalación en el CAC Málaga. 2007

Filosofía del Caos, del amojonamiento: alteridad de la urbe legislada. Crítica de la cultura de montoneras que preside la historia de la civilización, porque la crítica no puede reducirse a la civilización occidental. Desde el neolítico la ciudad ha ido configurando el universo soterrado, el desierto o descampado en el entorno, la escombrera o vertedero. ¿Y no sería esta la condición que define al hombre depredador, a las hordas sociales del homo sapiens?
Hay ciertamente una conexión con “los subterráneos”, esa recogida de imágenes que Almarcegui persiguió en los profundos estratos de la ciudad de Madrid para el Centro de Arte 2 de Mayo, donde queda la arqueología profunda, el estrato, la historia de la urbe, pero también su dinámica interna, su visceral funcionamiento, su yo oculto, su extrañada entraña: el trazado paralelo de la ciudad.

Subterráneos. 2012
Pues bien, la montaña es el trazado paralelo del Pabellón de España. Y si el Pabellón resulta el albergue de la obra de arte, la obra de arte es el propio Pabellón, deconstruido (mejor concepto “reducido”), deglutido, asimilado, hecho crítica; puesto por supuesto en la historia de la civilización como un montón más de escombros. Piedras arrancadas a la tierra y puestas con la huella del ser humano al servicio del arte. Solo que esta huella tiene firma: Lara Almarcegui, a más gloria de Venecia.  
El comisariado ha corrido a cargo de Octavio Zaya, curator independiente, escritor y editor. Fue comisario de Documenta Kassel en 2002, y con anterioridad desempeñó similar función en la bienal de Johannesburgo.

En la SECCIÓN OFICIAL, en la que a poco más se olvidan del arte español contemporáneo, Paloma Polo. Obra: The Path of Totality. (2010). 79 imágenes que tienen por motivo las expediciones que las potencias occidentales realizaron a finales del siglo XIX y principios del XX a tierras exóticas, con el fin científico de recopilar datos mediante la observación de eclipses. La muestra de imágenes es más un análisis no exento de crítica de la expansión colonialista occidental.
En el aspecto más estético, estas imágenes rescatan también el carácter escultural y monumental de aquellos observatorios efímeros. Tomados como “arte efímero” hablan y muestran la relación de poder, de subyugación entre colonia e imperio. Ejercicio de apropiación y fuerza para la constitución de la ciencia y el progreso.

Sección oficial. Paloma Polo The path of totality
The path o totality en realidad fue el motivo de Posición aparente, que Paloma Polo presentó en el Museo Reina Sofía, en el proyecto expositivo titulado Fisuras, que abordaba el tema del conocimiento científico y del colonialismo europeo. Sin embargo, como señalaba en su presentación el propio museo: “posición aparente no pretende documentar ni informar, sino que parte más bien de una triple posición: la constatación de un hecho ya conocido, la consciencia de una falta de precisa documentación histórica y la intervención in situ que no desvela una alteración de la realidad, sino una forma de encuadrar nuevas relaciones con el propio entorno y la propia historia”.


El caso es que la obra de Paloma casa bien con las propuestas del comisariado de la bienal, presidido esta vez por Massimiliano Gioni, con el título de “El palacio enciclopédico”. Gioni ha elaborado un proyecto basado en las ideas futuristas que imperaron en los 50 sobre la posibilidad de almacenar el saber de la humanidad en un edificio o espacio singular, en este caso el museo imaginario del artista Marino Auriti.

Abajo: Proyecto de Marino Auriti.
Arriba: Massimiliano Gioni observa el proyecto Auriti.
Experiencias del arte como estas son ya antiguas. Válganos el extraordinario caso de Aby Warburg  y su brutal proyecto del Atlas Mnemosyne. Tremenda pretensión de encerrar toda la creatividad humana en un espacio, en un mastodóntico y útil atlas para los estudiosos de la cultura. Acaso terrible sueño, y monstruoso, que habla más del panteón de la cultura que de su libertad. Es aquí donde acaso casa también la obra de Almarcegui: todo continente de cultura puede reducirse a escombros. O bien, más seriamente, planteemos el hecho de que el arte sea, no solo una relación de poder o el resultado efímero del imperio (¿Bienal de Venecia?), sino  el escombro, como pretende la muestra del Pabellón español.
Ambos discursos artísticos, y la filosofía de la bienal, responden a las pretendidas visiones de los discursos posmodernos. Por eso aún se utiliza el argumentos del colonialismo y neocolonialismo cultural, el imperio de la civilización y el debate de la decosntrucción.

Bienal de Venecia o qué espera el ufano arte cuando se mira al espejo y ve monstruos. Reparto colonial en el que todos quieren estar. Pabellones efímeros. Loor de la ciencia y el arte, compendios del saber humano. Deconstrucción. Miseria. Venecia quiere ser el palacio enciclopédico. ¡Bravo Massimiliano! 

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