¿PROPIEDAD INTELECTUAL?




NUEVOS TIEMPOS, VIEJOS TÓPICOS: Ahora resulta que, otra vez, la inteligencia tiene dueño y guardián. ¿No será que bajo PROPIEDAD INTELECTUAL se alberga un concepto con el que cierto capitalismo intransigente pretende atenazar la cultura?


Podríamos pensar que tal vez nuestro exacerbado individualismo nos ha llevado a no ver más allá de dos palmos. Nos hemos hartado de individuo, de subjetividad. Nos supura demasiado el romanticismo ¡triste enfermedad! El capitalismo que bulle en los entresijos de lo que denominamos creación cultural a lo mejor es eso, el síntoma de una grave enfermedad romántica que solo valora lo que se hace y nada lo que se recibe.
- Configuramos un concepto que pretende atenazar la realidad: propiedad intelectual, presuposición de que la inteligencia tiene propietarios. Y lo peor de todo, no es sólo pensar eso, sino que aceptamos que alguien cobre su minuta por esta disparatada idea. Ese “Alguien”, y otros, han debido olvidar que toda Cultura es “recreación”. No he tenido el placer de conocer a nadie que cree ex nihilo. Por muy genio que sea se me antoja imposible. Y se me antoja también que no existe un producto intelectual, así, a secas. Desde mi punto de vista todo acontecer intelectual, toda recreación de la inteligencia presupone ya un espectador, un lector, un receptor. Habrá, pues, que indemnizar también al sufriente receptor de la Cultura por su colaboración integral en el proceso creativo … presupongamos unos Derechos de receptor.
- Es curiosa la necesidad que sentimos de levantar muros delante de los amplios horizontes del miedo. Poner trabas a los tiempos. A los tiempos de la reproductividad técnica en que la recreación se multiplica, se expande, deforma y extiende con suma facilidad. Alguien tiene que ejercer de nueva Inquisición para evitarlo, alguien tiene que luchar contra la posibilidad recreativa y la libre expansión de la cultura por los medios. ¿Se nos permitirá el día de mañana tararear una melodía sin que alguien nos obligue a pagar por su uso?
- En el orden de la plusvalía … ¿quién es realmente el beneficiario de la propiedad intelectual ¿Mozart tal vez? ¿El inventor de la primera nota musical? ¿De la primera palabra? Y cuando Rosario Flores, adalid y defensa de la creación de autor versiona la copla, pongamos por caso … ¿qué hace? ¿Y qué es la versión sino recreación?
- Uno puede pensar que estamos ante la incongruencia posesiva del capitalismo extremo, en que se considera los acontecimientos del orden del espíritu una mercancía más.
- El problema, en realidad, ¿no será entre aquellos que se lucran a base de la reproductividad? Es decir, esta es una guerra entre los piratas y los empresarios de los medios de reproductividad cultural. Y lo paga la libertad. Que los jóvenes de un Instituto no puedan versionar una obra lorquiana a su vez versionada, ¿no crispa los nervios? ¿Y quiénes son ellos para abrir el proceso inquisitorial?

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