ARCO 2010: ARCO simplemente






ARCO O LA FERIA DE LOS BUENOS GUSTOS.

Lo bueno de ARCO, a lo mejor, ni es la polémica sobre el escaso peso del mercado de arte en España, ni el sobrado carácter institucional del evento, ni su perfil museístico y colegial, ni lo autonómico y provinciano de los inversores, ni la pobre mentira que ha venido desde Los Ángeles. Ni es la crisis, ni que se acorten los días de feria, que disminuya el número de visitantes, que galeristas y comité seleccionador se den de tortas. No, esto es solo un simple anecdotario. Lo importante, lo realmente importante es el comentario, lo que se dice del arte en general, así, a volapié. ¿A quién pueden importarle ya los escándalos como el de Stairway to heaven? ¿Quién se desanima ante cualquier tontería artística? Realmente ¿quién se sorprende en Arco? NO, diremos con Sierra, no, ya nadie se sorprende con el arte.

Sí, lo jugoso son los comentarios, es decir, la crítica de arte. La no entendida, la más o menos entendida, la muy entendida. El comentario del artista, del escritor, del galerista, del político. Del hombre de calle (aunque este importe menos), son terribles, desafiantes críticas de arte, orientaciones, huellas, índices, designios.
¿O no es una buena, muy buena crítica de arte la que hizo la embajada Israelí a propósito de la obra de Eugenio Merino? Tras de ella late una profunda reflexión sobre el lugar que debe ocupar el arte; digamos que la embajada tomó la postura platónica de República (libro X): El conjunto de las obras de Eugenio Merino expuestas en Arco incluyen elementos ofensivos … un mensaje ofensivo no deja de ser hiriente por pretender ser una obra artística … valores como la libertad de expresión o la libertad artística sirven en ocasiones de simple disfraz de prejuicios, de estereotipos o de la mera provocación por la provocación. ¿Pondremos un límite ético al arte o pondremos un límite estético a la ética? Porque a este respecto la asociación de ideas y la belleza que mana de su otra obra, el fusil UZI en forma de candelabro de siete brazos, es extraordinaria ¿o no es así?

¡Y cómo contrasta esta crítica con estas otras opiniones de artista: Creo que es importante que el arte aproveche su megafonía para decidir también en temas de carácter ético, lo dijo el señor Ángel Marcos, artista entrevistado en el stand de El Mundo cuyas opiniones se publicaban el día 19 de Febrero en ese diario. El arte –decía-, entre otras muchas misiones, tiene la de amplificar los mensajes nobles. O innobles decimos nosotros. Pero ¿por qué esta manía de amplificar? Aún seguimos en las mismas, tal vez, es decir que todo lo que toca el artista se transforma, se diviniza: ¡menuda bravata!
Los hay que ocupan el término medio ilustrado y recurren al archimanido concepto del “gusto” para expresar la conducta de la feria de Ifema. Vicente Verdú se ríe de las “tontadas”, este año a su parecer disminuidas, se burla de los números circenses que son las performances, y alaba que lo que acaba dominando es el buen gusto. A lo mejor porque las tontadas y las performances no se las puede llevar al salón de su casa, que habremos de suponer de buen gusto: nunca defraudará un cuadro de Tapies –dice- … ni uno de Hernández Pijuan … Gordillo o Rafols Casamada. Hasta delata sus compras –no diremos inversiones-: Abraham Lacalle …Xavier Grau … los más apetitosos de mis preferencias en los últimos años. En fin, una idea realmente tradicional del arte, como ese anuncio que siempre se repite de “vuelven los clásicos” –Es que en ARCO siempre vuelven los clásicos, aunque este año los Bacon hayan sido de menos valor y apenas haya habido picassos-.
Y viva la críptica conclusión de nuestro amado Vicente, que tomamos tal cual para conclusión de este escrito: La diferencia de este nuevo Arco … es que lo malo y lo feo van convergiendo y, al cabo, la buena anfetamina que procura el arte de verdad va coincidiendo con la adición por la salud del corazón y su progreso estético. ¿Qué pensará de los museos? Porque de las ferias está claro, piensa que deben de ser ferias del buen gusto …¡que viva el neoclasicismo!

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